Esta semana he dejado el blog bastante descuidado, pero es que no se puede hacer todo, y esta semana casi lo hago. Todo, me refiero.
Me he cargado con una resposabilidad extra, que no necesito asumir y que no se si me va a compensar. A partir del próximo martes seré el nuevo bibliotecario del Centro de Estudios Africanos de Barcelona. Sin cobrar ni nada, por amor al arte, ole mi grasia. Necesitan que alguien les ordene un poco los libros, les haga una base de datos, cree de la nada un sistema de clasificación que se ocupe sólo de su campo... un faenon, vamos. ¿Donde me he metido? ¿Quien me mandaba a mi meterme en estos berenjenales?
Tambien he estado ocupado yendo al cine, al cine, al cine y viendo peliculas por casa. Un pequeño bajón, supongo, que me ha hecho dejar un poco de lado los libros, que tanto mueven a la reflexión y decantarme por las peliculas, que permiten poner un poco la mente en blanco. Y he aprovechado para irme a tomar unos tés con mi amiga P. y reirme a gusto y poner verde al personal. Falta me hacia, he conseguido animarme bastante hasta unos niveles de normalidad. O lo que pasa por normalidad para un ente que viste perennemente de negro y vive en un cubiculo de dos metros cuadrados, envuelto en libros,y sólo emerge de él para devorar las ofrendas puntuales de ensalada, sopa de arroz y sepia a la plancha y aliviarse de sus necesidades físicas.
Sonando: The residents, Skimo
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