Hoy hace un año que te fuiste.
Recuerdo.
No se donde debes estar, ateo y rojo, masón no, que nos lo habrias dicho, aunque podria ser, te fuiste con muchos secretos.
Te imagino en un paraiso particular de colectividad comunista, con Marx y Engels revoloteando por el cielo con estardartes rojos y La pasionaria haciendo calceta en un rincon. Un cielo proletario y bienintencionado, en el que se cantan boleros y canciones de Paco Ibañez en jornadas de treinta y cinco horas semanales y en el que al despertar por la mañana los angelotes trinan la internacional. Un cielo rural y castizo, en el que el sacramento consiste en panceta y pan tostado, y en migas, y vino de rioja, y en el que no hay gota ni enfermedad alguna. Un lugar en el que los dias pasan apacibles, entre arboles y peñas, y cultivos que no sufren de granizo ni de piedra, ni parasitos.
Y me gusta pensar que estás por allí, paseando, comiendo, bebiendo y riendo como de chaval, una figura incansable que pasea entre los pinos y los olmos, con un zurron lleno de viandas y una bota de vino al costado, y que con la ayuda de un baston de madera recorre los campos de la Rioja, con un perro llamado Sol y con la risa a su costado, cada dia nuevo e ilimitado, sin fronteras, siempre niño.
Si hay algo ahí fuera, estarás allí.
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