Bueno, ya estoy recuperado de mi semana trágica.
Tràgica porque era mi primera semana de vacaciones del año y el plan era dedicar tres dias a estadística, dos a acudir al espacio de Valdeavellano de Tera, uno a visitar a mis tios de Soria, y los dos últimos visitando a las amistades madrileñas y dejandome los dineros en frikadas y bocatas de calamares.
En la pràctica, pasé de martes a domingo con fiebre alta, dolores varios, y hecho una ruina humana, con lo que elaboré los ejercicios de estadistica un poco tocado. Formalmente estaban impecables, pero con algunos resultados me dispersé y acabé trocando algun signo de la calculadora o comiendome decimales o yo que se que hice, porque lo he repasado varias veces y ni yo mismo lo entiendo. El resultado no ha sido malo de todas formas, el profe ha sido comprensivo y me ha puesto nota y todo. El merito, debo reconocerlo, fue del marido de una amiga, que me dió unas clases magistrales de estadistica y me hizo entender el temario y resolver los ejercicios en base a razonamientos y no a dogmas de fe.
Al final me vi obligado a pasar todala semana en Barcelona, en concreto en mi casa, y más en concreto, languideciendo entre el sofá y la cama, decrepito como no lo he estado en mi vida y echandome delirantes siestas diarias de cuatro horas para poder soportar la fiebre y el dolor de cabeza. Muy malo tengo que estar para dormirme de dia y más con luz.
Fruto de esta semana de eremitismo es mi actual barba de semana y media, reconvertida a perilla, y el comienzo de una fase de hiperactividad, como suele normal despues de una temporada apática. Y lo cierto es que me va hacer falta, porque una vez más me veo en la recta final. Un més para terminar el trimestre, y, con suerte la carrera.
Me hace gracia lo de la recta final, porque de final no tiene nada. Hoy se me encendió la lucecita mientras pensaba esta frase y me di cuenta de que movemos por un circuito cerrado, en el que la recta final no es sino un tramo un poco más recto de lo habitual que nos da la falsa impresión de estar dirigiendonos a algun lado. Cuando la verdad es que que despues de esta recta final vendrán la recta final de las opos, la recta final de algun curso al que me apunte, la recta final antes de las vacaciones, la recta final antes de...
Supongo que forma parte de la forma de ser del ser humano, esto de dividirlo todo en fragmentos con tal de entenderlo mejor, o de creerte que lo entiendes. Parcelamos el tiempo en horas, minutos, segundos, semanas y meses, semestres, cursos, temporadas escolares... marcamos hitos en el camino al kilometro cero, cumpleaños, aniversarios, fechas de examenes, navidades, pascuas, años nuevos... indicadores de distancia que nos acompañan vuelta tras vuelta dandonos la falsa sensación de saber a dónde vamos y donde estamos, camino de aquella última vuelta en la que nos haremos a un lado para meternos en boxes y dejar nuestro carril a otro velocista.
Vaya, me dió un brote de fernandoalonsitis. Mardita publisidá surliminal. Me han infectado. Otra vez.