Este fin de semana vino a Barcelona nuestro amigo Fernando Angel. Todo un crack del fandom madrileño, y uno de esos individuos especiales con los que es posible debatir durante horas sobre libros ( y sobre cualquier tema).
Entre los muchos temas que tratamos entre el sabado y el domingo, hubo uno que me impactó bastante, y es el tema de la causalidad en las obras literarias.
Comentaba el amigo Fernando que en las novelas todo ocurre porque tiene que ocurrir. Si un personaje hace algo, existe una causa que explica su comportamiento. Nada sucede porque si. Como comentaban en un libro cuyo título tengo más que olvidado, si el autor describe un clavo en la pared de la cocina es porque tarde o temprano algo pasará en torno al clavo (alguien se colgará de él, o se lo clavará, etc...). Si un dia leemos una novela en que las cosas que ocurren no parecen tener una explicación causal aparente, nos chirriará. En cambio, en la realidad, las cosas pasan porque pasan. La justicia poética no existe, los inocentes mueren de forma imprevista y atroz, los culpables viven felices, comiendo perdices, y en compañia de mujeres exhuberantes hasta que se mueren de viejos. Y continuamente vemos en nuestro entorno mil situaciones sorprendentes y sin sentido. Y no nos extrañamos... demasiado rato.
Como por ejemplo la que he vivido hoy.
Esta tarde, al grito de "Que ahora me toca a mi", dos usuarios de la biblioteca se han calentado los morros a gusto, a puñetazo limpio, ante la mirada aterrada e incredula de un publico bastante extenso. El perdedor ha abandonado la sala chorreando sangre por la nariz (sangre que me ha tocado fregar a mi, of course, y mira que ( puñalada trapera) llega a haber mujeres en la biblioteca :P). Lo mejor de todo es que en la sala quedaban todavia cinco ordenadores libres. Increibleble que decia Ford Farlaine. ¿Que demonios les ha debido pasar por la cabeza? Muy probablemente, nunca lo sabremos. Es posible que cada uno de ellos viniera ya "caliente", o que ya se tuvieran vistos de antes, o que hayan tenido un cruce de cables o que sean una pareja sadomaso a la que le gusta pelearse en lugares públicos... o quien sabe que... la gente está muy loca.
Volviendo al tema literario, me recomendó Fernando Angel las obras de Thomas Pynchon, un autor que intenta reflejar en sus obras esta falta de causalidad aparente. En breve recibiré Arco iris de gravedad y ver que tal resulta esa teoria en la práctica.
Entre los muchos temas que tratamos entre el sabado y el domingo, hubo uno que me impactó bastante, y es el tema de la causalidad en las obras literarias.
Comentaba el amigo Fernando que en las novelas todo ocurre porque tiene que ocurrir. Si un personaje hace algo, existe una causa que explica su comportamiento. Nada sucede porque si. Como comentaban en un libro cuyo título tengo más que olvidado, si el autor describe un clavo en la pared de la cocina es porque tarde o temprano algo pasará en torno al clavo (alguien se colgará de él, o se lo clavará, etc...). Si un dia leemos una novela en que las cosas que ocurren no parecen tener una explicación causal aparente, nos chirriará. En cambio, en la realidad, las cosas pasan porque pasan. La justicia poética no existe, los inocentes mueren de forma imprevista y atroz, los culpables viven felices, comiendo perdices, y en compañia de mujeres exhuberantes hasta que se mueren de viejos. Y continuamente vemos en nuestro entorno mil situaciones sorprendentes y sin sentido. Y no nos extrañamos... demasiado rato.
Como por ejemplo la que he vivido hoy.
Esta tarde, al grito de "Que ahora me toca a mi", dos usuarios de la biblioteca se han calentado los morros a gusto, a puñetazo limpio, ante la mirada aterrada e incredula de un publico bastante extenso. El perdedor ha abandonado la sala chorreando sangre por la nariz (sangre que me ha tocado fregar a mi, of course, y mira que ( puñalada trapera) llega a haber mujeres en la biblioteca :P). Lo mejor de todo es que en la sala quedaban todavia cinco ordenadores libres. Increibleble que decia Ford Farlaine. ¿Que demonios les ha debido pasar por la cabeza? Muy probablemente, nunca lo sabremos. Es posible que cada uno de ellos viniera ya "caliente", o que ya se tuvieran vistos de antes, o que hayan tenido un cruce de cables o que sean una pareja sadomaso a la que le gusta pelearse en lugares públicos... o quien sabe que... la gente está muy loca.
Volviendo al tema literario, me recomendó Fernando Angel las obras de Thomas Pynchon, un autor que intenta reflejar en sus obras esta falta de causalidad aparente. En breve recibiré Arco iris de gravedad y ver que tal resulta esa teoria en la práctica.