He soñado un sueño, oscuro y triste, velado de amenaza, en el que no estabas aquí y en el que ni siquiera contaba con la esperanza de encontrarte. Estaba en casa, me acababa de levantar, y recorria la casa subiendo las persianas y encendiendo luces, huyendo de las sombras, sin tener nunca suficientemente luz, y una música extraña brotaba de un equipo que yo muy bien sabia que estaba apagado. No podia escapar, pues en el delirio del sueño no recordaba que era un sueño, estaba atrapado como un conejo en una jaula, perdido y sólo.
Perdida la esperanza, desperté de golpe, con un grito, al oir el despertador, y dudé, por un momento, si seguia dormido, si era un nuevo sueño, o un autentico despertar, el miedo en mi boca y la resaca del que no ha dormido suficiente, el asco en la boca como siempre que he cedido a la tentación de comer algo justo antes de acostarme.
Las luces de la casa están encendidas ahora, y si bien son suficientes, sigo en tinieblas, el sopor me vence mientras escribo estas lineas. Por lo menos ahora tengo de nuevo la esperanza, esperanza de encontrarte, y esta esperanza tapa el miedo y el horror de vivir un dia más sin ti.
Confuso, escribo lineas perdidas dirigidas hacia extraños, con la vana idea de que tal vez seas uno de ellos. No se si debo buscarte, si estas perdida, si soy yo quien debe ser hallado (me he perdido, Dios, me he perdido en los abismos de mi mismo), si este nuevo sueño permitirá ser moldeado, no se apenas nada y cada dia sé un poquito menos. Sólo tengo tu recuerdo, el recuerdo de un momento que aún no ha pasado y no sé si llegará, un sueño dentro de otro sueño, en el sueño que nos ha tocado vivir.
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