jueves, julio 07, 2005

Asturcon: la llegada

Acabo de llegar a Asturias. No hace ni una hora y media que he bajado del tren, y, maldito mono, lo primero que he hago despues de recuperarme del viaje es buscar un pc con conexion a internet. Soy un enfemmo.

El viaje ha sido raro, como de costumbre. Doce horas y cuarenta minutos de tren no son fáciles, aunque sea en compañia de George R.R.Martin. Lamentablamente, tambien estaba acompañado por el coro infantil de la escolania de Castellbisbal, y la verdad, despues de levantarme a las cinco, lo ultimo que me apetece es escuchar los cánticos y gritos de un grupo de adolescentes y niños hinchados de hormonas salidos de un colegio de curas. Como anecdota no tiene précio, me voy a hinchar de explicarla, pero vaya viajecito, sobretodo cuando los revisores se apuntaban al juego y se ponian a cantar con ellos. Y la gente del vagon, callada, callada. Fuera del grupo que daba la nota estabamos un tio que se durmió nada más entrar al tren, un grupo de punkis que se pasaron el viaje en el bar, y dos monjitas de paisano que aplaudian las canciones, o sea que no habia demasiada oposición.

Afortunadamente, mis plegarias a San Herodes martir surgieron efecto y a partir de las dos y media de la tarde ya pude estar más tranquilo. Los niños bajaron en Burgos, y elresto del viaje fue más tranquilo, hasta las seis y media, que ya me estaba subiendo por las paredes.

Lamentablemente, mi record personal del año pasado de leerme de una sentada Juego de Tronos durante el viaje, no ha sido superado: apenas me he podido leer 500 paginas de Choque de Reyes. Que bien escribe el maldito.

Gijon está practicamente igual que cuando vine el año pasado, igual de bonita, claro está. El compañero neblinoso Destornillador me ha venido a buscar en coche a la estación (mis lumbares se lo agradecerán toda la vida), y he podido ver un poco la ciudad por el camino. El paseo maritimo es tan precioso y espectacular como lo recordaba. Es una playa que poco tiene que ver con las de Barcelona, con unas olas increibles que bañan la playa practicamente hasta los muros de cemento del paseo, y en la que tiene que ser una gozada tomar un baño.

Dentro de un rato me llamarán para ir a tomar algo y cenar con la gente que, como yo, ha decidido venir un poquito antes. De momento los únicos que sé seguros son Natalia y Gorin.

El post va a quedar un poco raro, que en el pc del hotel no acaba de verse bien del todo la página de blogger y me faltan botones.

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