jueves, julio 14, 2005

Asturcon: Domingo, o la llegada del cachopo prometido y la parabola del picoleto pródigo

El domingo amanecimos de cualquier manera, sufriendo un tanto los estragos de la espicha. Desayunamos en el hotel, poniendonos hasta las cejas, para no perder las costumbre, y nos fuimos para la carpa de encuentro.

Allí estaba la gente del taller de pintado de figuritas, ensamblando un vikingo para su posterior pintado. Me sorprendió mucho la calidad de las figuras de El viejo Dragon, esculpidas por el marido de Minna, al que sólo conozco como "Bob", así que me cogí su catálogo.

Mientras pintaban las figuras, llegó João Barreiros, el autor de La verdadera guerra de los mundos, un libro de Bibliopolis en el que la humanidad asimila la tecnologia marciana de La guerra de los mundos de Wells y monta una contraofensiva con Verne, Wells, Moreau, Bourroughs y alguno más como tripulantes de la armada invasora. El libro pinta gracioso, y segun Marisa está muy divertido, así que me lo compré para que me lo firmara, dedicatoria en Portugués incluida (Ferran, socors). Barreiros tiene pinta de ser muy divertido, al menos, durante la entrevista lo fue, a pesar de los Spoilers que soltó. Fue una presentación muya amena, sobretodo porque como fue un acto planificado prácticamente en el último momento (por iniciativa própia del autor, que se quiso venir porque le apetecia sin que lo convocaran), la presentación se hizo en un rincón de la sala, con los asistentes y el autor rodeando una mesa.

A continuación hubo una conferencia de John Kessel sobre El juego de Ender:
"Anatomía de un asesino inocente: intención y moral en El juego de Ender”, que me pareció un tanto flojita, pero claro, en una hora no hay para mucho, a ver que tal es el ensayo completo cuando lo publique Bibliopolis.

Despues de la conferencia nos dispersamos de nuevo en busca de un lugar dónde comer. Acabamos en un lugar cutrillo para lo que es Gijón. Es lo que ocurre cuando te alejas de los guias nativos. Redondeamos la sobremesa pidiendonos unos carajillos de Bayleys: servidos en copa con una pajita, volumen similar al de un café con leche muy largo, con nata y canela por encima. ¡¡¡Que viva Gijón!!!

Por la tarde me dediqué a caer en una orgia consumista, era la primera vez que me ponia a explorar a fondo los tenderetes, y encontré algunos tesoros e incunables que me sorpendieron muy gratamente. Lamentablemente, no tengo nada todavia, dado que Alex me hizo el enorme favor de traermelo en coche. Así que quede con él postearé la relación de compras.

A última hora, vimos la conferencia de Andrej Sapkowsky, el polaco de oro. Un individuo muy divertido, que afirma que se dedicó a la escritura al divorciarse, porque en un sitio tan lleno de nieve y desolado como Polonia no habia nada mejor que hacer. Que cachondo :D:D. Sapkowsky es un pequeño genio que está revolucionando el mundo de la literatura fantástica, y despues de verlo en directo puedo afirmar que rebosa ingenio y buen humor por los cuatro costados.

Despues de ésto, ya comenzaron las despedidas. Alguna gente se habia ido ya al mediodia, o por la mañana, como Berri y Francis Gerard, pero hacia las seis comenzó un goteo que poco a poco nos dejó muy sólos. A medida que pasaba la tarde y me iba despidiendo de la gente, se me iba encogiendo un poquito el corazón. Al final la verdad que me dió un poco de bajón, sobretodo al pensar en lo poco que habia hablado con algunas personas. De algunas ni pude despedirme, como de Rinoa o los organizadores del Sarao.

Pero por suerte, los pocos con los que aun quedaban logré animarme: un amigo de Juanma, Jose Luis Rendueles, nos llevó a un restaurante cercano a Gijón donde pudimos degustar por fin el ya mítico cachopo.

Receta de Cachopo:

Filete
Queso manchego
Filete
Jamón serrano
Filete
Queso manchego
Filete

Y luego se reboza. Es como una lasaña, pero a lo burro. El ejemplar que nos administraron tenia veinte centimetros de largo y una anchura equivalente a la largura de un esparrago. Delicioso pero inacabable, apenas pude con tres cuartas partes. Juanma logró acabarse el suyo como un campeon, pero semejante victória tenia un precio (ver más adelante). Fue volviendo de la cena con Alex Vidal, Nuria, Juanma, Fernando Angel y un servidor en coche hacia Gijón, cuando vivimos uno de los momentos más surrealistas de la jornada: un picoleto nos cerraba el paso. Amenazador, nos enfocó a uno tras otro con su linterna, mientras aspiraba por sus ijares, como queriendo adivinar si habiamos bebido. "Estamos comprobando la via publica", dijo, enfocando a Alex con su linterna. Una gotita de sudor caia de su cuello como en Bola de Drac. "Teneis algo de droga, chocolate, hachis, marihuana...?", la enunciación era la tipica del "pipas, caramelos, polos fritos...". No estabamos seguros de si nos estaba ofreciendo o nos pedia.
Su compañero parecia estar haciendo unas flexiones siguiendo la linea discontinua, porque le oiamos respirar fuerte por la nariz. El caso es que empezamos a reirnos todos a la vez, así que nos pidió que circulasemos, riendose él tambien. Estuvimos a punto de salirnos de la carretera un par de veces por que no podiamos parar de reir, y aun nos reimos unas cuantas veces por la noche.

Tras el interludio cómico con el guardia civil, la velada terminó en una taberna irlandesa contando chistes, a cual más macabro. Necesitabamos esas risas, la verdad.

La noche fue larga como un cachopo. Recuerdo haber despertado a las seis de la mañana todavia a media digestión y Juanma, que tambien estaba despierto, me confirmó que él estaba igual.

El viaje de vuelta lo hicimos Juanma y yo juntos en tren. No hubo coro de niños cantores de viena, pero si que tuvimos a nuestro propio Neeeeeng, recien desembarcado de los Sanfermines. Cantarín, ligón, gritón, "¿voy borracho yo o va borracho el tren? Como se mueve tanto...." Al final cayó Choque de Reyes por el camino, menos mal del libro, porque sino el viaje me habria resultado mucho más largo.

Mañana cuelgo mis impresiones finales y el colofón.

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