Sí, son las cuatro y media de la mañana, y sí, hoy es jueves, y sí, trabajo mañana.
Debería estar durmiendo, pero me quedé viendo el episodio 12 de esa magnifica série que es Heroes y me desvelé, así que he estado leyendo algunas tiras, 198 sólamente, de La mierda ocurre. Y ya sabeis como son estas cosas. Empiezas con un blog, sigues con otro, miras otra cosa, escuchas un disco, te bajas otro... y entretanto vas picoteando.
El caso es que he picoteado de forma un tanto intensiva estos dias y la alternativa era comerme una manzana o calentarme unos garbanzos (ahorraos los comentarios al respecto :P ). Así que he sacado los garbanzos de la nevera y al comerme uno he descubierto que era un polo de garbanzo. Desde hace unas semanas la nevera se ha vuelto loca y congela. No tanto como el congelador, que está a -18 grados, pero se me escarcha la verdura, los garbanzos se petrifican y si dejo un vaso con agua el tiempo suficiente se hace hielo.
Así que he puesto los garbanzos en un plato, los he metido en el microondas, he puesto el tiempo a un minuto... y dos de ellos han entrado en combustión espontánea.
No es coña. Había llamas dentro del microondas. Llamas de un centimetro, pero llamas al fin al cabo. Y los dos garbanzos (llamemosles pruebas A y B), están ahora mismo en el marmol de la cocina, con unas marcas negruzcas resultado de la ignición. Lo mejor de todo es que no es la primera vez que se me pega fuego a algo dentro del micro. Hace unos meses, en el viejo microondas (éste tiene dos semanas), tambien entraron en ignición unas alcachofas (las puntas de las hojas más exteriores se mantuvieron como ascuas durante unos segundos despues de apagarlo).
No le daría más importancia si no fuera porque anoche, más o menos a estas horas, decidí cambiar la luz del baño porque temblequeaba un poco y parecía a punto de fundirse. Desenrosqué la bombilla, y la seguí desenroscando, y seguí y seguí, y la maldita no salía. Tiré un poco, intentando no hacer demasiada fuerza, y algo cedió. Era la parte de cristal. La parte metálica a rosca se quedó dentro de la lampara. Ya veis el cuadro. Yo en pijama, mirando al techo con cara de forrest gump, sin tener ni idea de cómo sacar la parte de metal de la lampara y con la bombilla en la mano, dándole golpecitos alucinado con cómo vibraba el filamento del interior y resonaba todo. Al final cambié la bombilla en un momento, pero conservo la vieja, porque me resulta supercuriosa cómo objeto raro. Vamos, es que intento separar ambas partes a propósito y ni en un millón de años.
Por cierto, mientras escribía ésto he vuelto a hacer un viaje a la cocina y ha vuelto a pasar. Dos garbanzos han vuelto a pegarse fuego en el microondas. Señor Iker!!! Socorro!!! ¿Serán garbanzos marca Petrelli?
Mejor me acuesto...
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