jueves, abril 14, 2005

¿Sincronicidad?

Muchas veces nos encontramos con casualidades a lo largo de nuestro camino. Cosas que nos llaman poderosamente la atención porque parece que rompen con las leyes de la lógica. Ayer me pasó una de ellas.

Despues de incluir el Extremetracking y postear, di aviso en la web de Bitacoras.com de que habia actualizado. Y al revisar que todo estuviera correcto, vi justo debajo mio otro blog: Zen-utrio . Y mira, me hizo gracia el nombre, porque hace poco fui a un taller de Zen. Y entré a mirar. Y era una de esas páginas negras que tan poco me gustan porque cuestan de leer y que hacen que cuando apartas la mirada del monitor veas las cosas a rayas... el caso es que mi mirada vagó por la página sin fijarse ni leer nada, cuando de pronto, en el historial, lo vi: Silencioso Tao .

Silencioso Tao, Reflexiones de un cientifico al otro lado del espejo, de Raymond M. Smullyan, un libro por el que durante un tiempo tuve una fijación obsesiva, y que leí hace once años, cuando fue publicado en 1994. Lo habia visto en Sant Jordi de ese año y me habia llamado la atencion, con su portada negra, ese TAO blanco, con un SILENCIOSO y un simbolo de infinito rojos. Me habia atrapado. Lo leí de la biblioteca, y me encantó, el primer libro sobre Taoismo que tenia sentido para mi. El tiempo pasó y el libro quedó descatalogado sin que llegara a comprarlo, y me embarqué en una busqueda de ese libro perdido y maravilloso, que duró más de cinco años, hasta que hace dos años lo encontré en una tienducha perdida por internet. Y una vez conseguido mi premio, lo forré, lo coloqué en una posición de honor... y lo olvidé.

Aunque no del todo. Desde hace unas semanas, Silencioso Tao volvia a mi memoria. Me apetecia leerlo, porque vuelvo a caminar por senderos de cambio, pero, o no habia tiempo, o tenia otras lecturas por delante. Por eso, cuando ayer encontré ese post sobre el libro, escrito el dia de mi cumpleaños, para más inri, noté como si alguien me hubiera dado una colleja virtual.

No soy nadie para tentar el destino, y desoir los signos que me envian los dioses, porque Ella se mueve por caminos disformes y sin lógica aparente, en el Caos más absurdo está su mano.

Releeré el libro.

Y escribiré una reseñita cuando lo acabe, claro ;).

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