Estos últimos cuatro meses han sido estupendos, pero muy agotadores. El trabajo de bibliotecario es cansado, cansado. Sobretodo al llegar septiembre y la vuelta al cole (o al curro, segun la edad).
Me hallo en uno de esos momentos vitales de cambio extremo, entrando en la autopista ya inesquivable hacia la adultez (la madurez es un reto todavia inalcanzable). En cosa de una semana seré ya por fin interino tras el "susto" de hace unos meses, y me enfrento tambien al último año de carrera simultáneo a unas bonitas oposiciones (ya podrian haberlas anunciado antes de hacer la matricula de la uni). He encontrado tambien a una persona con la que estar a gusto, que despues de un més entodavia me aguanta y con la que espero durar una buena temporada. Todo esto, naturalmente, tiene su precio, con lo que abandono las partidas de juegos on-line en las que participaba, y que gestionaba. Creo que estaré demasiado liado para echarlas de menos.
Por si esto fuera poco, estoy en plena reestructuración del piso: la fachada está cediendo ante el peso de mi biblioteca.
Nunca fue buena idea reunir 4.000 libros, una mesa de escritorio de madera maciza y mis apuntes de la uni, por no hablar de mis noventa kiletes de peso, en una unica habitación de 2 metros cuadrados. La habitación sobresale un metro fuera de la fachada, y han aparecido una marcas (bueno, son grietas), de lo más preocupantes en la pintura del suelo, bajo la habitación. Durante el ultimo més han crecido, y los vecinos han comenzado a alarmarse, asi que finalmente se me han puesto los h**v*s por corbata y me lanzado al éxodo (mi madre lo llama invasión).
De momento me he limitado a poner los libros en bolsas y repartirlos por el piso, a la espera de comprar nuevo mobiliario.
Y esto es motivo de removimiento interior, quieras que no. Durante 32 años ha sido el piso de mis padres, inmutable e inalterable. Ahora es mi piso. Voy a plantar una estanteria de 3 metros de largo en medio del comedor y hay dos muebles que se van para dejar paso a otra estanteria de dos metros. Se me crea en el pecho la misma angustia que cuando abro una caja y empiezo a sacar apuntes de egb, o fotos de cuando era niño, o las mil mierdas que llevo guardando toda la vida y guardo unicamente porque me pone enfermo la idea de tirarlas. Pero es algo que debo hacer y haré. Y si tengo que tirar media vida a la basura, la tiraré, no se puede guardar todo. Y me sentiré mal durante dias, y algunas noches me desvelaré y recordaré ese libro, o ese mueble o esa foto.
Lo recordaré como recuerdo mi colección de comics de flash gordon, que perdí en un intercambio, cuando tendria diez años y cuyo recuerdo a veces me acosa y me aturde, por lo verdaderamente irrelevante que me resulta hoy en dia. No entiendo como una tonteria tan mayuscula puede removerme tanto. ¿El simbolo de una infancia perdida que un dia fui a visitar y ya no estaba? Hay decisiones que a veces tomamos sencillamente con tal de tener la ocasion de arrepentirnos una y otra vez durante años. ¿Y si hubiera hecho? ¿Y si hubiera dicho? ¿Y si no hubiera? En el fondo está claro que hagamos lo que hagamos, tenemos todos los numeros para comernos la cabeza en el futuro.
Pero bueno, si soy como soy es como consecuencia de todas las decisiones que he tomado, de todos los caminos que he escogido, de todos los puentes que he cruzado. Y me gusta como soy. Así que bueno ha sido el camino recorrido. Facil no, pero era el que tenia que haber tomado.
Y tras esta parrafada, esta vomitera logorreica, regreso a las sombras de mi silencio. Os dejo a la espera de mi pronto regreso. Que será pronto, espero :P
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