Hoy es el dia de la Mercé, patrona de Barcelona, y no trabajo.
Un dia ideal para no hacer ni el huevo, si no fuera porque tengo que estudiar y toca tambien recoger un poco la casa.
He empezado por la casa, porque me he levantado con las cervicales tocadas y ando un tanto mareado, y me han recomendado que haga un poco de "higiene mental" y me deshaga de cosas que haga tiempo que no use. Al fin y al cabo, si se han tirado años en una caja/armario/bolsa, es porque mucha falta no me hacian, ¿no?
Así que he liquidado un armario y una caja de almacenaje de plastico con ruedecillas que tenia debajo de la cama y he embolsado tropecientas mil cintas de cassete con juegos de commodore, chistes de Eugenio y Gila, canciones de Parchís, series de la tele (de la tele de finales de los setenta y principios de los ochenta), libros de texto de cuando hacia BUB, mi libro de la primera comunión (a ver si el ardor de estomago me viene porque tengo la hostia todavia pegada, grrr), los dos primeros tomos del Gran Libro de Petete, las novelizaciónes de Verano azul y la série de Quijoooooteee-Saancho! Saaaaaaancho-Quijote, mi primer libro de lectura en catalán (que daño hace tirar éste), unos libros de Disney que me volvian loco de niño, revistas varias y libros de mitología que nunca leí. Y de lo más duro: mi colección de libros de Los Cinco y Los tres investigadores y Alfred Hichcock.
Resumiendo, unos 30 kilos de nostalgia y mierda acumulada durante años, y de los que una cuarta parte del peso tienen que ser acaros.
Y es verdad, te encuentras mejor. Más limpio. Descarga. Así que voy a intentar compaginar el estudio con las opos con el ir liberandome de algunas cosas que abultan y tengo más o menos claro que quiero elminar.
Con los libros, apuntes y trastos que he acumulado durante mi vida adulta voy a ir más lento, porque estoy seguro de que aunque me saque poco, por algo puedo vender mis ejercitos de figuras de plomo y mis manuales de rol.
Hoy además he tenido una recompensa. Entre los diversos trastos que he sacado de los armarios he encontrado mi agenda de cuando trabajé en Opening de Teleoperador (el horror! el horror!), y un dia de estos colgaré las mejores anecdotas telefónicas de aquellos trece meses. Lo mejor de todo es que entre las páginas de la agenda estaba un poema que escribí hace diez años y estaba perdido desde entonces. Para más inri es del que estoy más orgulloso. Lo cual ha sido alegria doble.
Y ahora, a comer y a la biblioteca a estudiar!
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