miércoles, enero 19, 2005

9 meses

Hace ya nueve meses que no estas, y todavía me preguntan por ti. Gente que no sabe que no estás, que ya te has ido. Y me dicen, ¿que tal le va? Hace mucho que no le veo. Entonces les digo que te fuiste, que todo acabó, y les miento, diciéndoles que todo fue rápido y placentero. Y se quedan tranquilos, ¿para qué preocuparles? La verdad me haría libre, pero también sentir culpable. Para qué empañar el recuerdo…

A veces oigo un ruido, o escucho un carraspeo en la escalera, pasos que se acercan a la puerta, y por un momento pienso en ti, que eres tú, que vuelves, que todo sigue igual, y es entonces que recuerdo, y me quedo mirando la puerta, sabiendo que ya no volverás.

Te escribo estas letras sabiendo que no las leerás, que tus ojos ya no ven y que la fuerza que había en su mirada se ha perdido, que la chispa que había tras ellos se ha ido, y espero, deseo, que el reposo te sea dulce, que hayas encontrado la paz que no pudimos encontrar en vida.

Recuerdos de todos. Te echan de menos. Te echamos de menos. Te echo de menos.

Y es ahora, cuando no estás, cuando no puedes oírme, es cuando fluyen a mis labios las palabras que debería haberte dicho estando vivo.

Déjame decírselas entonces a la noche, y si por un azar te llegan, al menos mis sueños estarán más tranquilos.

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