sábado, julio 08, 2006

Jueves y viernes en la Asturcon

A petición de uno de mis numerosos (dos) lectores de estos últimos dias, minicrónica de lo que llevo de Asturcon. ;)

Este año el viaje en tren ha sido plácido y agradable. Nada de grupos de niños camino de un concurso de coros religiosos infantiles, nada de borrachos imitando a Matias Prats, niños llorones ni corretones, viejos sordos escuchando la radio sin auriculares, niñas pijas que se aburren y se ponen a dar "conversación", ni okupas okupando el pasillo y el lavabo y fumando porros y follando a escondidas en el lavabo... La mitad del viaje lo hice sentado con una chica que chapurreaba inglés cuando se sentó y pasó el resto del viaje bajo una mantita, y la otra mitad con otra chica que entró en animación suspendida en cuanto encendió el discman. Me huelo que este año lo que sea me pasará a la vuelta. Porque siempre toca. Algo. Otia no, ya se que és. CloudXXI tambien vuelve en tren, y se sentará a mi lado...

Durante el viaje logré leerme las primeras 460 páginas de Caida de Dragon, de Hamilton. De momento el libro me provoca emociones encontradas. Me resulta entretenido, pero me parece que para lo largo que es, pasan muy pocas cosas, y me recuerda peligrosamente a Tropas del espacio. Me reservo dar una opinión completa a falta de leer lo que falta.

Ya en Gijón, me recogió Destornillador y fuimos con Marisa, Rudy, Primito Auditor, Gorin, Natalia, Orfeo y la mujer de éste, a tomar algo y cenar. La primera decepción del viaje llegó al descubrir que el centenario estaba demasiado lleno para cenar allí. Fuimos a otro sitio, tambien muy interesante, con una morcilla matachana que era algo indescriptible e innominable, pero absolutamente delicioso. Me retiré relativemente pronto, a la una o así, agotado del viaje.

El viernes fue un dia tranquilo, la gente fue llegando, poco a poco al principio, y en oleadas a partir de las cinco de la tarde. Acabamos llenando practicamente uno de los bares de la semana. Un placer reencontrarte con gente a la que hace un año, o incluso dos, que no ves, y descubrir que es como si los hubieras dejado el dia antes.

Pasamos la tarde recorriendo los stands de libros, comprando, bebiendo y comiendo.

Mi caza de la tarde: 7 cómics de Andreas (Capricornio y Rork), Zoo de Beroy, El ahogado de dos cabezas, de Tardi, la novela de la Profecía, una camiseta de La legión del espacio y dos de Superman Rojo (una conseguida gracias al amigo Lawbug que me la trajo de Madrid, que se la habia dado creo que Geergum que la habia comprado en Ciudad Real. Todo un viaje para una camiseta impresa en Barcelona).

Por la noche fuimos a cenar al mismo sitio que el año pasado. La comida tan buena como entonces, las conversaciones tan exhaltadas, divertidas y absorventes como entonces. La digestión del dia siguiente tan pesada como entonces. El año pasado, cegados por el vino y el chimichurri nos enzarzamos en intentar crear una definición de ciencia ficción. Este año, poor algun extraño fenomeno místico, la discusión, despues de derivar por diversos derroteros, volvió a retomarse, olvidados los argumentos utilizados, pero despues de todo un año para replantearnos nuestras posiciones de forma subconsciente. Nos dieron las dos y las tres, las cuatro y las cinco y, gracias a dios, cerraron el bar.

Despues de cinco horitas de sueño, retomamos la semana negra con emoción, ilusión, gelocatil y antiacidos.

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