lunes, mayo 31, 2004

Poquito a poco

Bueno, bueno, empiezo como los politicos, a faltar a mis promesas...

Pero es que una cosa es la buena voluntad que pone uno, y sus deseos e intenciones, y otra muy distinta, como van las cosas luego. Estos dias he estado de nuevo con mis malditas migrañas, supongo que de los putos nervios, pero ya me estoy recuperando (bendita química). Y cuando eso se junta con las pocas ganas que tengo de hacer cosas últimamente, esta maldita (necesito un corrector de estilo, he puesto "maldita" dos veces en un parrafo, maldita sea... oh, no, tres veces....) esta maldita, decia (mierda, cuatro), tristeza que me acomete cuando menos me lo espero, como anoche, que me vino la llorera viendo Tomb Raider II, la cuna de la vida. Vale que la pelicula es para llorar, de lo mala que es, pero no mola.

Pero es lo que tiene la vida. Hay que acostumbrarse al cambio y a la ausencia de los que queremos. Un dia se van, y parece que están a punto de volver, que estan a la vuelta de la esquina, que todo sigue igual. Y pasa ese dia, y otro, y otro... Y te despiertas y oyes un sonido familiar, pero luego recuerdas... Y llega el momento en que ya empiezas a entenderlo, no a asumirlo, sino a entenderlo. Que ya no volverá. Y es entonces cuando te sientes sólo y mal, y recuerdas los buenos momentos y los malos, los proyectos, los sueños e ilusiones. Y es entonces cuando, sin motivo aparente, en medio de una conversación banal, o viendo una pelicula de humor, o mirando una fotografia o escuchando una canción, cae esa lágrima silenciosa. Hasta que se asume, pero aun no ha llegado ese dia.

Recuerdo un dialogo de un cómic de Dynamo Joe, era aplicado a la sensación de vertigo en el hiperespacio, pero creo que se aplica muy bien a cualquier situación de cambio:
"-Al principio es muy dificil, cuesta acostumbrarse
-¿Y cuanto tarda uno en acostumbrarse?
-Cuando lo sepa, se lo digo"

El pasado dia 19 le hicieron un homenaje a mi padre en C.C.O.O., que diria Urdaci. Muy emotivo. Media hora de lagrimeo constante, por mi parte y por la de los asistentes. Me hacia falta, la verdad, una despedida así, porque sin entierro ni nada, la sensación de que no hubiera pasado nada era muy fuerte. El cant dels ocells es una canción que a partir de ahora no podré escuchar sin emocionarme de nuevo.

Que esto que os escribo no os haga pensar que estoy muy triste, o por lo menos, que no lo estoy todo el tiempo. Són sólo sensaciones que me inundan en ciertos momentos, y que son la prueba de que sigo siendo, a mi pesar, un simple humano. La vida está llena de ilusiones y diversiones que disfrutar, es sólo un malestar pasajero el que me invade, y tiñe levemente de amargura estos dias presentes. Todo pasará y todo llegará. Esa es la esencia del Wu wei, aceptar los cambios sin resistirse a ellos ni forzarlos. Todo tiene su via y su evolución.

Entretanto, paciencia...

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