miércoles, noviembre 14, 2007

Con jueces como estos... ¿para qué quieres criminales?


Este último juez debe de visitar bastantes kioskos pero no debe de haber visto la tele ni internet las ultimas 24 horas. Tengo una sobresaturación de fotomontajes y videos sobre Marichalar, la infanta Elena y el Quetecalles.

jueves, noviembre 08, 2007

Migraña, cefalea y dolor de cabeza

Bueno, hace un par de entradas decia que de salud bien, que nada a destacar salvo alguna contractura.

Pues me equivocaba. Durante los últimos meses he ido teniendo dolores de cabeza cada vez más frecuentes, hasta que ha llegado un momento en que se han hecho permanentes y desesperantes. El 20 de octubre, en la boda de mi amigo O. empecé a tener migraña, pero la atajé a tiempo con una pastilla, o eso creí. El dolor volvió a la noche y se mantuvo más o menos constante hasta el sabado siguiente. El domingo por la tarde volvió y se fue incrementando, hasta el lunes por la noche en que fue practicamente insoportable. El martes por la mañana, cuando me desperté para ir a trabajar el dolor no sólo permanecía sino que era incluso peor. No fui a trabajar, me dirigí al CAP y me dieron la baja dos dias hasta que empezara las vacaciones y me mandaron un TAC urgente.

El TAC ha salido bien, no hay nada de lo que tener miedo, y la nueva medicación me ha ayudado bastante. Tambien me ha ido de coña un artilugio para hacer masajes en la cabeza que funciona con pilas y que es muy efectivo a la hora de relajar la musculatura de la cabeza. Tenia uno parecido que no vibraba, pero ni punto de comparación. Tambien me ha ido muy bien una bolsa llena de gel que se mete en el congelador o en el micro y luego se aplica en las zonas doloridas, aportando calor o frio secos.

Me han dicho que buena parte de mis problemas vienen del estres y que presento sintomas de cefalea tensional. Lo cierto es que me da igual que sea migraña o cefalea o dolor de cabeza o cómo lo quieran llamar, es semantica hueca. Lo único cierto es que, sin importar el nombre, es DOLOR, dolor en negrita subrayada cuerpo 76, y uno de los motivos por los que me cuesta tanto transmitir lo que se siente es que es una de esas experiencias que sólo puede ser concebida de forma subjetiva. Del mismo modo que una persona positiva no puede entender la depresión, y que un deprimido no puede entender la alegría, el dolor que compartimos los migrañosos no es facil de transmitir a quien no lo parece.

Lo peor de este dolor es que realmente me incapacita para muchas cosas, entre ellas, pensar con claridad. Esto hace que, poco a poco, me de miedo hacer determinadas cosas, por miedo a no poder hacerlas o terminarlas. Así pues, demoro mis lecturas para C o Bibliopolis, mis colaboraciones con algunos proyectos como la Tercera Fundación o el Grupo de Trabajo, o mis trabajos para la UOC, y esto me provoque aún más ansiedad cuando veo cómo todo se acumula, y claro, como voy a ponerme a postear en el blog teniendo todo eso pendiente... Al final termino sin hacer nada, me agobio, me estreso y me duele más.

La solución viene no sólo de los medicamentos sino tambien de la mano de un cambio de dieta y practicar técnicas de relajación y eliminación del estres y el dejar de procastinar. Así pues, aprovechando que voy a estar todo un mes de vacaciones, creo que es el momento de dar un giro radical a mi vida, hacer un cambio de habitos y ver que pasa. Y bueno, promesa de fin de año que hago ya: no meterme en más proyectos hasta que termine los actuales.

Vivir con migraña: del infierno al extasis en N segundos

El post que os cuelgo ahora lo escribí hace unos dias, pero como no me encontraba bien no he podido colgarlo hasta hoy.
Hoy ha sido uno de esos dias. Uno de esos dias en que cuando suena el despertador y te despiertas, una parte de ti sigue durmiento. Te levantas embotado, con el pensamiento difuso, bordeando las fronteras del sueño. Hay algo que no cuadra, que no encaja. Como un televisor cuya antena no ande muy fina, en el que todas las cadenas tienen rayas, y el sonido a veces va y viene. Son dias en los que realmente no te has levantado y sigues en la cama, y es un duplicado androide el que ha salido en tu lugar a la calle. Un androide cuyos sentidos fluctuan entre lo amortiguado y la sobrecarga. La luz es lacerante, cualquier sonido es un ruido, hablar provoca resonancias en toda la cabeza, con ondas que parten de la nariz y recorren toda la frente. Mi voz suena como un disco al que le hubieran cambiado las revoluciones, las conversaciones se eternizan.

Paradojicamente, todo parece distante. La emotividad se aplana. El amor es menos amoroso, nuestras reservas energeticas menguan, nuestro cuerpo es una masa distante que sólo nos ofrece molestias. Los pensamientos no fluyen, sino que gotean, la memoria es un glaciar que se desplaza a su propio ritmo. Sólo te consuela saber que podría ser peor. Eso es una migraña, pero no una crisis. Con las crisis llegan los vómitos, la desorientación, la desesperación, el autentico convencimiento de que la tortura nunca terminará, la aniquilación de todas las esperanzas e ilusiones.

Mas llega la noche. Soy un ente nocturno, siempre lo he sido y siempre lo seré. Practicamente la totalidad de las migrañas que padezco me vienen de levantarme demasiado pronto para lo que mi cuerpo tolera. Ojo, digo tolera, no “está acostumbrado”. Digo yo que si todavia no se me ha acostumbrado el cuerpo a madrugar despues de toda mi infancia y primera juventud levantandome para ir a clase, y toda mi temporada de teleoperador madrugador, pues ya no se me va a acostumbrar nunca.

Llega la noche decía. Y con la noche llega la retirada de la luz solar que, llamadme vampiro si quereis, no me importa, se me clava en los ojos como puñales. Y con la noche llega la calma. Llega el despertar. Llega la claridad. Las emociones reaparecen, apiñandose, saturando mi cuerpo de energia. Llega la vitalidad que me ha esquivado todo el dia. Llega la alegría. Regresa la esperanza y la ilusión. Mi sonrisa regresa de nuevo y la carga que me ha acompañado todo el dia desaparece llevandose consigo todas las sombras. En estos momentos lo puedo hacer todo. Nada me da miedo.

Siempre me ocurre lo mismo tras recuperarme de una crisis. El contraste con el dolor hace que estar normal equivalga a haberme metido un chute de endorfinas.