Satan me quiere, de Robert Irwin, es un libro que me ha llegado a sorprender, porque tiene una facilidad asombrosa para transmutarse en una tomadura de pelo, en una novela de horror, en algo absolutamente deslavazado e incoherente, y, finalmente, en una obra bastante satisfactoria, pero cambiando continuamente de estado durante su lectura. El resultado final, debo decir, es muy bueno.
Satan me quiere es el diario de un joven llamado Peter, que junto con su novia Sally y su amigo Mr. Cosmic, entra a formar parte de La logia del Libro Negro, una organización de corte ocultista heredera de la Golden Dawn y cuyos miembros conocieron directamente a Alister Crowley. El libro está ambientado en 1967, pura era hippy, y en el diario de Peter se verán reflejados sus variados escarceos con la droga, asi como la evolución de su tesis de sociologia, consistente en analizar las pautas de juego de los niños. Poco a poco, Peter irá adentrandose más y más en la logia, y veremos en su diario una evolución inquietante, cómo cada vez los postulados de la secta se adhieren más y más a su forma de pensar, y cómo las alucinaciones de las drogas empiezan a empañar su sentido de la realidad, y cómo todo apunta a que su posición en la logia va a cambiar, y que será ascendido a un cargo muy importante. Y hasta aqui puedo leer, como decian en el un, dos, tres... Sólo os diré que a partir de aquí la trama se va enredando y enredando, cayendo a veces en lo ininteligible, en el "no puede ser", pero luego todo acaba teniendo una explicación, que no necesariamente tiene que ser la que esperabamos.
El libro tiene momentos de humor verdaderamente divertidos, relacionados en su mayor parte con las drogas, el sexo y el aprendizaje en la secta. Esta última parte es la que más gracia me ha hecho, pues incide con gran mordacidad en diversos aspectos que se nos han pasado por la cabeza a todos. Me viene a la cabeza el fragmento en que Peter debe permanecer observando su reflejo en un espejo, meditando, y lo que realmente está pasando por su cabeza, que es muy similar a lo que pasaba por la mia cuando hacia meditación Zen: buf, cuanto tiempo llevaré, ey, no, debo no pensar, debo hacer el esfuerzo de no pensar, pero hacer el esfuerzo de no pensar es pensar, pero claro, maticemos...
Tambien tiene momentos verdaderamente inquietantes, en los que el sentido de la realidad verdaderamente se altera y la paranoia invade el relato. Hemos de recordar en todo momento que lo que leemos es un diario, es decir, que todo lo que estamos leyendo no es lo que pasa, sino lo que Peter nos dice que pasa, lo cual le da un amplio margen para dar opiniones subjetivas, equivocarse o, directamente, mentir. Este aspecto tan subjetivo de la narración es lo que hace que el lector navegue entre la incredulidad, la diversión, el mosqueo ante algunas cosas (hay incluso unos momentos en los que no se sabe hacia donde va a ir la acción), y la admiración, puesto que el uso que el autor hace de esta narración subjetiva es magistral: nos lleva continuamente a donde quiere, parece que el autor juegue a dirigir continuamente al lector en direcciones erroneas, para despues atacarlo desde un lateral.
Creo que este libro le gustará a todo aquel que se haya preguntado alguna vez cómo debe de ser infiltrarse en una secta satánica ( la logia del libro negro no es satánica, pero Peter habla siempre de ella como si lo fuera), o que haya leido algo sobre Crowley, porque combina el humor con diversos elementos históricos, dandole muchisima verosimilitud. Tambien creo que hay algo de Philip K. Dick en este relato, en tanto que el protagonista desarrolla una evolución de la personalidad muy própia de una novela suya.
En conjunto, muy recomendable, logra mantener el interés durante todo el relato y tiene momentos francamente estupendos.
Satan me quiere. Robert Irwin. Literatura Mondadori, 222. 329 páginas. ISBN: 84-397-1018-6
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