Ya soy un año más viejo.
Treinta y tres, la edad de Crit-to.
La cifra mágica que ha sido simbolo de la profesión médica durante generaciones.
No empiezo muy bien la nueva cifra, porque llevo unos dias con una gastroenteritis de caballo, herencia de los excesos gastronomicos y la perdida de horas de sueño durante el fin de semana en Santander y de mi afición a marearme en coche. Estoy que doy pena, penita, pena.
Así que me encuentre en condiciones (ja, ja y ja!) os haré una crónica del fin de semana con fotos y todo. Hasta entonces, me voy a hibernar un rato. Zzzzzzz
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