Hoy he ido siguiendo las noticias, sin acabarme de creer lo que pasaba. No hay palabras para definir el horror de lo sucedido.
Ninguna muerte tiene sentido, ni siquiera cuando llega por vejez o por enfermedad. El mero hecho de envejecer y morir ya es algo triste, aunque inevitable.
Que gente que tenia todo un futuro por delante, que tenia ilusiones, que sentía y vivia, que luchaba por conseguir sus sueños, que aun tenian tiempo por delante para triunfar y equivocarse, para gozar y sufrir, para enamorarse, para desenamorarse, para crecer, para padecer, para vivir sus vidas como quisiesen o pudiesen, que todos estos hilos queden cortados, en una lucha sin sentido en la que sólo pagan terceros... no hay palabras, y si las hubiera no habria la voluntad suficiente para ordenarlas.
Hoy no tengo ganas de hablar de libros o cine...
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