He pecado terriblemente. No he podido resistirme a la tentación del tiramisú. Sólo tengo una debilidad (confesable), y ésta es el tiramisú. Y más con uno como el de esta noche, que estaba perfecto y que sólo le faltaba hablar. Esponjoso, suave... con ese saborcillo tan peculiar que le da el mascarpone y ese licorcillo rezumando ( chivas 21, ni más ni menos).
Queria expiar mi culpa haciendo unas abdominales, pero ayer me hice una bonita contractura lumbar, con lo que tendrá que esperar. Me parece que le estoy poniendo demasiado enfasis... Por suerte ya estoy casi recuperado.
Por cierto, que son las 3.58 de la mañana y aun no he terminado de digerir la cena. No debí repetir postre.
Mañana a pan y agua!!
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